domingo, febrero 25, 2007

Consumismo

Para comenzar descartando cualquier reclamación o comentario insinuante, afirmaré desde ahora lo siguiente: la entrada que están a punto de leer está fuertemente influida e inspirada por los últimos podcast de la segunda temporada de Olallo Rubio y por la idea de su película ¿Y tú cuánto cuestas? así que quienes ya sepan de este tema, pueden esperar simplemente una opinión al respecto (a favor, claro) y quienes no saben del tema, aquí obtendrán información del tema (no digo que sea exactamente la misma idea) que podría crear o aumentar su interés para conocerlo más a fondo.

Después de esta pequeña aclaración me remitiré a hablar del tópico en cuestión (es decir el que aparece en el título).

El consumismo se ha vuelto una especie de religión o secta, no porque se tenga una creencia espiritual, sino porque como la mayoría de las religiones actuales, es una práctica común con un significado superficial que la gente realiza no por convicción, sino como una rutina heredada sin pensar el significado de lo que están haciendo; es simplemente una actividad más para la gente al igual que comer (con la diferencia de que su importancia no es vital). Por cierto, para los que no lo saben, o no están completamente seguros, el consumismo es la acción de adquirir o gastar inmoderadamente bienes y/o servicios lo cual no suena tan mal para algunos ¿cierto? La verdad muchos han de pensar algo similar a: "Si tengo los recursos y consumo lo que necesito, o lo que quiero ¿cuál es el problema?" Pues quiero decirles que hay muchos problemas alrededor de esta actividad, pero para darles una idea les mencionaré la consecuencia principal (al menos en mi opinión la cual está muy de acuerdo con la que el señor Rubio hace pública en sus podcast y su película) y más dañina para la sociedad, haciendo de todos sus componentes un bien con un precio.

Así es, al ser el consumismo una práctica continua, desde ya hace bastantes años, ha tenido entre sus impactos el asignarle un valor a todo, absolutamente a todo (y es aquí donde la influencia de Olallo se hace presente). No importa si hablamos de agua, tierra, alimentos, autos, revistas, brindar ayuda, en fin, lo que sea que puedan pensar (incluyendo las personas y actividades), se ha vuelto "productos" adquiribles mediante la paga del correcto precio (el cual no es siempre el justo). Esto resulta alarmante, pues los grandes consumidores, de lo que sea que consuman (siendo sólo unos pocos), se posicionan (en todos los aspectos, aunque tal vez en el ético y moral no es muy común) por encima del grueso de la población, la cual a su vez decae a niveles cada vez más bajos (lo que incluye una peor calidad de vida para las personas en este margen) trayendo situaciones como las vistas en Un mundo maravilloso (sí, si existen actualmente los casos de pobreza extrema como esos) y lógicamente una decadencia paulatina de la población mundial conduciéndonos a un verdadero caos incontrolable [no forzosamente algo desastroso, puede ir desde Children of men (en ciertos aspectos muy obvios) hasta Mad Max (Miller,1979].

Quiero remarcar que no soy el clásico paranóico que dice: "Vivamos como hippies en comunas rurales sin consumir nada que no sea producido por nosotros mismos". No me refiero a eso, simplemente a que tratemos de no abusar de esta conducta, de que poco a poco reduzcamos este hábito y sea más consciente la práctica de "ir de compras" para poder luego influir de esa forma en otros ámbitos y preocuparnos un poco más por el prójimo.

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